Resumen:
La planificación territorial constituye una herramienta dirigida a la ordenación del
territorio sobre la base de un análisis técnico, un consenso ciudadano y un compromiso
político, que tiene por objeto organizar la ocupación racional del suelo, respetando y
garantizando un desarrollo humano sostenible, sustentable y justo.
La importancia que la planificación tiene en el accionar del gobierno y la trascendencia
que adquiere en la nueva constitución, se sustenta en el concepto de desarrollo humano
sostenible, el mismo que a su vez se fundamenta en la definición de la Comisión
Mundial del Ambiente y el Desarrollo (WCED) también conocida como Comisión
Brundtland, que presentó su informe -Nuestro Futuro Común- a las Naciones Unidas el
27 de abril de 1987. Trata de atender: “las necesidades del presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”
(NICOLA, 2008).
Para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el desarrollo
humano es: “…el proceso de ampliación de las opciones de la gente, aumentando las
funciones y las capacidades humanas…”; “Representa un proceso a la vez que un fin.
En todos los niveles de desarrollo las tres capacidades esenciales consisten en que la
gente viva una vida larga y saludable, tenga conocimientos y acceso a recursos
necesarios para un nivel de vida decente. Pero el ámbito del desarrollo humano va más
allá: otras esferas de opciones que la gente considera en alta medida incluyen la
participación, la seguridad, la sostenibilidad, las garantías de los derechos humanos,
todas necesarias para ser creativo y productivo y para gozar de respeto por sí mismo,
potenciación y una sensación de pertenecer a una comunidad.